En la lucha constante por la popularidad de internet, empresa y particulares crean diariamente post específicos que cuelgan no solo en sus webs corporativas, sino que además le dan en mayor o menor medida difusión a través de sus redes sociales, convirtiéndose estos inofensivos post en verdaderos contenidos publicitarios.
Pero qué ¿incluimos dentro de nuestros contenidos corporativos? Videos, imágenes, textos o incluso sonidos y letras de canciones son usado cada día para aportar valor a nuestras firmas. Para muchos, la creación de contenido ha supuesto una verdadera lucha por el posicionamiento web y la diferenciación de sus productos; esto, unido a la falta de tiempo y o de recursos, nos lleva a coger prestado contenido de otros posibles autores lo que implicaría una vulneración de las normas de propiedad intelectual o industrial.
En primer lugar, tendremos ante qué tipo de contenido nos encontramos cuando creamos un post.
Imágenes
Las imágenes son el recurso más utilizado, por su dinamismo y visualidad; probablemente el que mayores problemas puedan derivar. Y es que en las imágenes no solo juega los derechos de autor del fotógrafo, sino que, si en la composición aparecen personas, entra en valor los derechos sobre la intimidad y la protección de datos personales.
Por ello, siempre recomendables que se utilicen imágenes de bancos gratuitos, donde puedes comprobar fácilmente que derechos entran en juego en la elección de alguna fotografía. Por último, también habrá que tener en cuenta que en la mayoría de los casos no se permitirán la modificación de esas imágenes. Es decir, si queremos colorear una fotografía en blanco y negro, deberemos de contar con el permiso del autor antes de modificarla, pues es un claro reflejo del derecho moral que protege al titular.
Una manera de asegurarnos la legitimidad de las imágenes que escojamos, es tan sencillo como filtrar las imágenes de google a través del apartado herramienta y chiclear en etiquetadas para reutilización con modificaciones.
Material escrito
El otro importante tipo de contenido creativo lo compone el material escrito, tanto si es en formato digital como en papel estará seguramente amparado por el derecho del autor. Ello implica que una reproducción, aunque esta sea parcial, quedará amparada por la ley de propiedad intelectual.
Normalmente resulta complicado pedir la licencia correspondiente al autor (máxime si se tratan de ediciones profesionales), luego una buena medida para evitar algún tipo de conflicto, es dejar claramente señalizado el autor de la obra, la obra en sí y, si se encuentra en formato digital, una redirección de su ubicación.
Diseño web
El propio diseño de una web, también es objeto de propiedad intelectual y/o diseño industrial, si este ha sido registrado, implicando la copia, además de los derechos que puedan devengar sobre el autor que normalmente será la agencia o diseñador que la haya diseñado, un acto de competencia desleal.
Lo mismo ocurre con los fragmentos de obras musicales o cinematográfica que solo con el hecho de que el fragmento sea inidentificable con la obra ya puede suponer una vulneración de derechos. En este punto encontramos algunas limitaciones para parodias y fines educativos que requieren de un especial estudio.
Marcas, logotipos, eslogan o lemas
Las marcas, logotipos, eslogan o lemas, pueden estar amparados por la Ley de Marca, lo que su utilización provocaría vulnerar el derecho de exclusividad que las protege. En cambio, el uso comparativo de marcas sí que puede ser usado en la mayoría de países no sin unas restricciones y limitaciones prefijadas por las normas; pero su estudio requerirá un post aparte.
En resumen, antes de introducir un contenido “creativo” prestado de otra firma en nuestro post, tenemos que tener muy claro que contamos con licencias oportunas para ello, ya que el mero hecho de introducirlo bajo nuestro halo corporativo, implica un uso comercial por nuestra parte. Ante la duda, lo mejor es preservar al menos el derecho moral del autor, citarlo debidamente y evitar menoscabar su obra son actos fundamentales a los que nos tenemos que acostumbrar en el uso de las redes como publicidad.