En estos tiempos el tratamiento de los datos y su privacidad están siendo el centro de todos los focos. Con motivo de la revolución digital que hemos vivido en los años recientes, y tras conocerse múltiples casos en los cuales se han vulnerado gravemente la privacidad de personas a gran escala, los organismos públicos se han apresurado por legislar al respecto, obligando a las empresas a tomar medidas al respecto.
En el post de hoy queremos hablar sobre la importancia que tiene para las empresas ir más allá de lo que indica la ley, destacando el valor de cumplir de forma ejemplar con la protección de datos para salvaguardar su imagen corporativa.
Prevenir escándalos
Cuando se habla de sucesos relevantes relativos a la protección de datos, todos recordamos lo acontecido el pasado año, cuando gracias a una investigación conjunta de los periódicos The New York Times y The Observer, se supo que una consultora la cual trabajó para Trump, manipuló datos de 50 millones de usuarios de Facebook. Este descubrimiento provocó entre otras cosas un desplome en las acciones de la compañía y, a mayor escala, una tormenta política mundial, suponiendo un duro golpe para el carácter fiduciario de la digitalización y abriendo investigaciones tanto en el Congreso de EE UU como en el Gobierno británico y la Comisión europea.
Pero el asunto va más allá de las consecuencias que esto tiene para la imagen de Facebook o incluso para su situación financiera. Esto afectó a todo el sector, no a esta compañía concreta y, si se profundiza más, al orden económico llamado a ser protagonista en un futuro próximo. La gravedad del incidente mencionado no radicaba solo en que se utilizaran mal los datos de 50 millones de usuarios de Facebook, que también, sino en que se dañaba la confianza en términos absolutos en cualquier cosa que tuviese relación con el Big Data, inteligencia artificial o digitalización.
Legalizar para generar confianza
Si tuviésemos que definir cuál es la mayor barrera que nos encontramos a la hora de dar el salto a la digitalización de un negocio, lo primero que se nos viene es la desconfianza que genera el dejar nuestro devenir en manos de algo que no comprendemos, no visualizamos y no controlamos. La confianza y seguridad son la base para consolidar la aceptación de las herramientas digitales en nuestro día a día, y estas se ven en riesgo cuando los clientes son alarmados con escándalos como el mencionado en el párrafo anterior.
Por encima de esta situación concreta, el debate respecto al uso de datos plantea otro dilema interesante. Se asume por regla general, en este y otros aspectos, que el límite debe márcalo la autoridad competente, en este caso la Agencia Española de Protección de Datos, y son muchas las empresas que esperan del requerimiento de esta para tomar medidas relativas a la protección de los datos que tratan. Es importante que las empresas comprendan que el uso de la información debe estar supeditado por completo a la ley, donde en este caso tomamos como referencia el Reglamento europeo de Protección de Datos y la nueva la Ley Orgánica de Protección de Datos y derecho digitales.
La cuestión es: ¿Qué tipo de confianza genera al cliente una empresa que necesita de la actuación legislativa para saber qué beneficia o no a un usuario al cual presta sus servicios? ¿No se debe la actividad empresarial, por encima de todo, al bienestar de sus clientes? El problema no es ya tanto de dónde se toman los datos y su carácter legal o no, sino lo que se hace con ellos. La confianza del cliente no se tiene, simplemente, cumpliendo al límite las normas para poder sacar el máximo partido a la información recabada a costa de los usuarios que confían en ti, sino con un compromiso ético de transparencia y de seguridad. Sería por ello muy conveniente que cada empresa expresara un compromiso serio, público y transparente, en el que diga claramente a sus clientes lo que hace con sus datos y, sobre todo, lo que se compromete a no hacer con ellos.
Es por eso que desde eDefense como abogados de protección de datos te animamos a tomar la iniciativa y no esperar a que la ley actúe, pues el mayor beneficiado de esto será su propio negocio, que generará una confianza impagable ante sus clientes.