La entrada en vigor de la responsabilidad penal de las personas jurídicas y, en consecuencia, de los programas de cumplimiento normativo, se han visto desde el mundo de los negocios y las organizaciones en general como una carga añadida a las ya incontables responsabilidades y requisitos legales que éstas tienen que cumplir. Una carga que, además, trae acompañado un coste económico irrenunciable si se quiere cumplir de manera diligente.
En este post, queremos cambiar la manera de concebir esta nueva disciplina, aportando una serie de beneficios que en su mayoría son pasados por alto pero que, en nuestra opinión, hacen que la implantación de un programa de cumplimiento deje de ser un gasto para las empresas y se convierta en una inversión en productividad, ventas, implicación de la plantilla en el proyecto y valor e imagen de la marca.
- Prevenir sanciones penales corporativas
El primero de los beneficios no puede ser otro que el que mueve a la mayor parte de las empresas a implantar un programa de cumplimiento normativo. La amenaza, presente desde 2010, de sanciones penales que afecten directamente a las corporaciones es una carga que cada vez pesa más en la conciencia de muchos empresarios, que ven cómo la estabilidad de su negocio puede quedar deteriorada por la acción de uno o varios de sus empleados.
Hay que tener en cuenta, que las sanciones previstas para aquellas empresas en las que se cometan delitos sin que se hayan puesto las medidas de control necesarias no sólo son de carácter económico. Penas como el cierre de establecimientos u oficinas, la imposibilidad de desarrollar una actividad comercial determinada o la intervención judicial directa sobre la gestión de la empresa tienen unas connotaciones mucho más negativas que la imposición de una multa, por muy cuantiosa que ésta sea. Ni qué decir tiene, la amenaza que supone hoy día para las empresas la que, a todas luces, es la pena más dura de todas: el cierre definitivo.
Por todo ello, los programas de Compliance suponen una inversión en la estabilidad y la seguridad jurídico-financiera de la empresa, ya que, en caso de estar bien diseñados e implantados, actúan a modo de seguro frente a situaciones adversas en las que haya que hacer frente a responsabilidades legales.
- Mejora la imagen corporativa
La tendencia histórica de las últimas décadas deja ver el aumento imparable de la preocupación por cuestiones de solidaridad, medio ambiente o desarrollo sostenible. La conciencia social está avanzando hacia la configuración de un modelo en el que el respeto al entorno y a los demás sea la base que fundamente las relaciones interpersonales y económicas.
Desde gigantes multinacionales como Coca Cola, Microsoft o Google hasta corporaciones medianas y de pequeño tamaño cuentan con programas de responsabilidad social corporativa, orientados a generar un impacto social, económico y medioambiental positivo en la comunidad.
En este contexto, orientar la empresa hacia el cumplimiento normativo completo tiene un impacto positivo extraordinario en su imagen y en el valor que la sociedad otorga a la marca. Una empresa con una buena política de recursos humanos, que tributa rigurosamente, que lleva a cabo acciones para proteger el medio ambiente y evita llevar a cabo actividades ilícitas que perjudiquen a otras empresas o personas conseguirá aumentar la confianza del mercado.
- Aumenta la productividad e implicación de la plantilla
Crear un clima de trabajo que fomente las buenas prácticas y la prevención de infracciones normativos que puedan generar perjuicios a terceros es un método muy efectivo de afianzar la confianza e implicación de los trabajadores con respecto a su empresa.
Conseguir que el trabajador se identifique con los valores corporativos ayuda al aumento de la productividad, generando beneficios para ambas partes.
- Mejora el funcionamiento interno
Un programa de Compliance incluye el diseño de procedimientos, estándares y procesos, buscando la forma más efectiva y eficiente de control. Esto, además de cumplir la función preventiva, permite pulir protocolos organizativos y operativos, haciendo más fluido el trabajo diario de la empresa. Así, conseguimos agilizar procedimientos que ayudan a al funcionamiento general interno.
- Incremento de los beneficios de la empresa
El quinto gran beneficio es el resultado de todos los demás. Y es que, si sumamos un incremento del valor y la imagen positiva de la marca (que nos lleva a un aumento del nivel de ventas), un aumento de la implicación emocional de la plantilla (mejora la productividad, reduciendo costes) y una mejora en el engranaje o funcionamiento interno de la empresa (aumentando la capacidad productiva), tenemos un claro incremento en los beneficios de esta, que se manifestará en el medio-largo plazo.